Cómo ser dueño de tu narrativa y mantener tu privacidad en tu viaje de construcción de familia.
En primer lugar, como futuros padres queer, es posible que tengamos que hablar regularmente con nuestros propios padres o amigos sobre nuestras intenciones de formar una familia, y la gente espera de nosotros un nivel de detalle que las parejas heterosexuales que intentan tener un bebé no se les exige.
Para muchos de nosotros, cuando nos declaramos homosexuales o trans, nuestros padres asumieron que eso significaba que nunca tendríamos hijos, por lo que a ciertas personas en tu vida les puede tomar un tiempo entender tus intenciones. Incluso si están contentos con eso, su primera reacción podría provenir de un lugar de desconocimiento, miedo y confusión, así que trata de no reprocharles esto, sino que es mejor estar dispuesto a llevarlos en el viaje contigo y abrir sus mentes.
Puede ser útil comenzar a sembrar las semillas temprano para que, cuando tengas hijos, todos puedan disfrutar de estos pequeños humanos sin sentir que tienen preguntas sin respuesta o «no entienden cómo funciona todo».
En esta etapa, permite que las personas cometan errores y digan “algo equivocado” al principio. Llegará un momento en que no será aceptable, pero en estas primeras conversaciones es cuando es mejor eliminar todos los problemas y posibles pasos en falso, porque una vez que el niño está en su mundo, no quieren ninguna negatividad o enfermedad.
Antes de hablar con tus padres o hermanos por primera vez sobre el deseo de tener hijos, conversa con tu pareja o ten claro tus límites a la hora de responder preguntas. No le debes nada a nadie y estás en tu derecho de decir tu versión de «sin comentarios» en cualquier etapa. Pero en nuestra experiencia personal, ser realmente honesto y compartir casi todo con nuestras familias en cada etapa del proceso, de adopción y concepción por donante respectivamente, terminó siendo un enfoque realmente positivo. Cuando finalmente se conviertan en padres, querrán verificar esos límites nuevamente para tener claro dónde trazar la línea cuando hablan de su familia. A menudo depende profundamente del contexto: no vas a abrirte con un extraño entrometido sobre algo que quizás no tengas problemas en compartir con un amigo cercano, pero es bueno estar preparado.
Tal vez no quieras dar detalles sobre el donante o la familia biológica; tal vez no quieras que la gente sepa si fue el esperma tuyo o el de tu pareja el que usaste para la subrogación, o por qué decidiste ser coparental con este amigo y no con este.
¡Todo está totalmente bien! Esta es la historia de tu familia para contar, cómo y cuándo quieras.
Fuente: LGBTQ Nation
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