Dos estudiantes de North Bend High School presentaron quejas que llevaron al Departamento de Educación de Oregon, Estados Unidos, a iniciar una investigación por discriminación.
El director de la escuela y un miembro de la junta directiva obligaron a dos alumnos a leer el principal libro del cristianismo como castigo por ellos ser gays. Bill Lucero, director de North Bend High School, y Jason Griggs, miembro de la misma escuela, fueron removidos de sus trabajos al ser confirmado el hecho de discriminación basado en la orientación sexual de los alumnos.
Las acusaciones en contra de los dos hombres vinieron de una fuente anónima quien escribió una carta al superintendente escolar del distrito, donde afirmaba que el director de la escuela junto a un subordinado estaba castigando a los alumnos si su sexualidad era diferente a la heterosexual.
De forma inmediata la superintendencia se puso a investigar la veracidad de lo señalado en la carta, comprobando su contenido. Según la información obtenida el director ponía a los alumnos Lgbt a leer la Biblia frente al personal administrativo de la escuela, diciendo que ese era el castigo para aquellos alumnos que se atrevieran a revelarse sexualmente.
Una alumna afirmo que en varias ocasiones tuvo que cumplir con el castigo impuesto por el director, quien se burlaba de ella en presencia de otros alumnos, abriendo la puerta para que en varias oportunidades sus compañeros le hicieran matoneo.
La chica expuso que siempre ha sentido inseguridad dentro de la escuela, incluso, en una ocasión cuando caminaba con su novia al interior de la escuela en un estacionamiento, el hijo del director le tiró el automóvil encima. Al poner la querella el director de dijo que disculpara a su hijo, y segundos después gritó:
“No te cases con tu perro”.
Liv Funk y Hailey Smith fueron las personas que denunciaron el hecho
Matt dos Santos, el director legal de la Unión Americana de Libertades Civiles afirma que los estudiantes Lgbt en esa escuela vivían en un infierno en el cual fueron hostigados, amenazados, intimidados y agredidos solo por ser quienes son.
La clínica jurídica dirigida por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Willamette se ocupó por primera vez del caso de las niñas. La profesora Warren Binford dice que luego fue a la ACLU en busca de ayuda después de descubrir que era “uno de los peores casos de discriminación en una escuela que había visto en Oregon”.
Funk agrega que una vez fue atacada por dos compañeros de clase fuera de la escuela. Los chicos supuestamente le gritaron cosas como “Odio a los homos” a Funk antes de golpearla dos veces con una patineta.
Cuando intentó denunciar el incidente, Funk dice que Griggs, el oficial de recursos, le dijo que “ser gay era una elección y estaba en contra de su religión”.
“Dijo que tenía amigos homosexuales”, agrega, “pero como yo era una homosexual abierta, me iba al infierno”.
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