Hydeia Broadbent rompió estereotipos, desafió los estigmas y fomentó una mayor comprensión y empatía por quienes viven con VIH/SIDA.
A Hydeia Broadbent le diagnosticaron VIH a la edad de 3 años. El médico dijo que no llegaría a los 5. Pero en cambio, vivió una vida plena e impactante hasta que falleció en febrero a la edad de 39 años.
Broadbent no sólo sobrevivió; prosperó, transformando sus desafíos personales en una poderosa plataforma para la conciencia y el cambio. Su coraje y determinación ayudaron a dirigir la conversación sobre el VIH/SIDA, rompiendo los estigmas en cada paso del camino.
Nacida el 14 de junio de 1984, Broadbent contrajo el VIH por transmisión maternoinfantil y fue abandonada en un hospital de Las Vegas. Fue adoptada cuando tenía 6 semanas. Su madre biológica padecía adicción a las drogas y finalmente le diagnosticaron VIH después de dar a luz a otro bebé. Cuando tanto ella como el bebé dieron positivo por el virus, el hospital se puso en contacto con los padres adoptivos de Broadbent.
Hydeia Broadbent
Patricia y Loren Broadbent, quienes le brindaron un hogar amoroso y comprensivo, la inscribieron en un ensayo de investigación con la esperanza de encontrar un tratamiento que funcionara.
Pero a los cinco años desarrolló síntomas de un hongo similar al SIDA en su cerebro, así como infecciones de la sangre y neumonía. Se convirtió en una de las primeras pacientes pediátricas en recibir AZT y otros medicamentos antirretrovirales para el tratamiento del VIH/SIDA, lo que la ayudó a superar continuos problemas de salud y a superar su esperanza de vida proyectada.
Pasó su vida hablando de sus experiencias, convirtiéndose en el rostro de los niños que viven con SIDA en Estados Unidos y en una de las activistas contra el VIH/SIDA más jóvenes de la época.
Tenía 6 años la primera vez que habló públicamente sobre su condición a través de la Fundación Elizabeth Glaser de SIDA Pediátrico (EGPAF). Glaser había contraído el VIH a través de una transfusión de sangre durante el parto en 1981. Hydeia y Elizabeth se conocieron mientras Broadbent estaba recibiendo tratamiento en los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
En 1992, a los 7 años, Hydeia hizo su primera aparición a nivel nacional en un especial de televisión de Nickelodeon titulado Una conversación con Magic Johnson junto al homónimo del especial, quien recientemente había anunciado que había dado positivo en la prueba del VIH. Broadbent, con los ojos llorosos, dijo a la audiencia: “Quiero que la gente sepa que somos personas normales”. A partir de entonces, su influencia se disparó y se convirtió en una oradora frecuente en escuelas, iglesias y eventos sobre VIH/SIDA.
Más tarde obtuvo reconocimiento mundial cuando apareció en The Oprah Winfrey Show a los 11 años en 1996, donde le dijo a Oprah que la parte más difícil de vivir con VIH era ver morir a sus amigos.
“Nadie sabe cuánto tiempo va a vivir alguien”, dijo. “Si te quedas en la cama y sientes lástima de ti misma y no te levantas con los pajaros no puedes hacer ninguna diferencia”
“Cuando dices que hoy es otro día, puedo levantarme, puedo hacer algo, entonces haces algo positivo”.
El poderoso mensaje de Broadbent cautivó a la audiencia e inició una conversación a nivel nacional, atrayendo la muy necesaria atención a las realidades de vivir con VIH/SIDA. Se había convertido oficialmente en una voz destacada en la lucha contra la enfermedad, especialmente entre los jóvenes. Su apertura y honestidad rompieron estereotipos, desafiaron los estigmas y fomentaron una mayor comprensión y empatía por quienes viven con VIH/SIDA.
En 1996, cuando tenía 12 años, habló en la Convención Nacional Republicana y dijo a la multitud: “Soy el futuro y tengo SIDA”.
Hydeia Broadbent
Como adulta, Broadbent continuó educando a las generaciones futuras sobre el VIH/SIDA. Fue una firme defensora de las estrategias de prevención del VIH y de aumentar la conciencia sobre los tratamientos. Fomentó la abstinencia, el uso de condones, la profilaxis previa a la exposición (PrEP) y otras prácticas sexuales seguras. Hizo hincapié en la importancia de las pruebas periódicas del VIH como paso crucial para prevenir la propagación del virus y garantizar el diagnóstico temprano y el acceso a la atención. En una entrevista de 2011 con CNN, cuando tenía 28 años, declaró: “Aunque amo mi vida, no es fácil tener SIDA. Y no quiero que nadie más pase por eso”.
El impacto de Broadbent se extiende más allá de su defensa. También participó en estudios de investigación y ensayos clínicos, contribuyendo a avances en el tratamiento y la prevención del VIH/SIDA que se extienden más allá de las fronteras de los Estados Unidos. Su dedicación a mejorar las vidas de los afectados por la enfermedad la convirtió en una figura respetada en la comunidad médica.
También trabajó con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en la campaña “Detengamos juntos el VIH” y lanzó su propia Fundación Hydeia L Broadbent. También trabajó con otras fundaciones, como la Fundación Magic Johnson, la Fundación Elizabeth Glaser Pediatric AIDS, amfAR (La Fundación para la Investigación del SIDA) y el Consejo Nacional de Minorías sobre el SIDA (NMAC).
Su legado continúa inspirando a personas y comunidades de todo el mundo a trabajar para poner fin al estigma, la discriminación y las injusticias asociadas con el VIH/SIDA, al tiempo que aboga por un acceso equitativo a la atención y el apoyo para los afectados por el virus.
Edward, que habló en un panel con Broadbent, la llamó un ícono cuyo nombre nunca será olvidado.
“La defensa y el activismo de Hydeia Broadbent tuvieron un impacto significativo en la comunidad LGBTQ+”, dijo a LGBTQ Nation. “Ella fue una voz fuerte a favor de la concientización y la desestigmatización del VIH/SIDA. Al compartir sus propias experiencias como persona que vivía con el VIH, rompió barreras y promovió la comprensión. No sólo generó conciencia sobre el virus, sino que destacó la importancia de la inclusión y el apoyo a la comunidad LGBTQ en su conjunto”.
Magic Johnson rindió homenaje en una publicación de Instagram tras el reciente fallecimiento de Broadbent.
Fuente: LGBTQ Nation
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