Tener VIH no es tener SIDA
Esta semana todas las producciones de cine para adultos se han paralizado en toda Europa tras un post que público ‘ElNacional.cat’ afirmando que el famoso actor catalán Nacho Vidal ha dado positivo en el virus de VIH. Vidal no ha querido realizar declaraciones al respecto solo se limitó a decir: “No sé de dónde sacan la info. pero es de muy mal gusto. No diré nada, gracias”. Por otra parte, su madre lo desmiente y dice que su hijo no está infectado.
Por supuesto, tras dicha noticia los críticos usuarios de twitter no tardaron en quejarse y llamarlo “sidoso”.
A finales de los años ochenta, contraer el VIH era colocarse en un pozo negro y sin salida, considerándose personas de mal vivir. Eso era lo que decían en los medios de comunicación, pero, en ese entonces casi nadie conocía nada sobre esta enfermedad, no como ahora. Por la pequeña pantalla comenzaron a desfilar personajes célebres que eran seropositivos. Una enfermedad a la que la gente temía y nadie sabía de dónde venía, pero no paraba de propagarse. Diana de Gales fue invitada a abrir el primer centro especializado en enfermos de SIDA en Reino Unido en 1987, donde fue fotografiada estrechando la mano de los pacientes que se encontraban allí, desafiando así la creencia popular que existía en el momento de que la enfermedad podía transmitirse tan solo por el contacto humano.
¿Acaso es igual tener VIH a tener SIDA?
Pues no, no es lo mismo. Desde el primer momento en que una persona está infectada por el VIH, hay un proceso patológico, una infección que quiere evolucionar. El virus está activo desde el primer día, lo que significa una constante batalla entre el sistema inmunitario y el VIH. Se denomina SIDA a la última etapa de la enfermedad, en la cual el sistema defensivo humano está tan deteriorado que aparecen las denominadas enfermedades oportunistas.
VIH: Virus de Inmunodeficiencia Humana que debilita el sistema inmunitario del organismo.
SIDA: Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida es un estado avanzado de la infección por VIH, en la que aparecen signos y síntomas de la enfermedad cuando sucede una severa inmunodepresión.
El VIH ingresa al organismo a través del torrente sanguíneo y como cualquier otro virus, no puede sobrevivir en forma independiente, sino que debe hacerlo en el interior de una célula. Ésta virus tiene la particularidad de invadir y destruir a los linfocitos CD4, subgrupo de los glóbulos blancos, encargados de dirigir el funcionamiento de todo el sistema inmunológico. Dentro del linfocito CD4 el virus comenzará a reproducirse hasta destruirlo, transmitiendo su información genética de forma tal que se crearán nuevas células que en lugar de defender al individuo destruirán las células que debían defenderlo. De este modo, a medida que el virus se reproduce, el organismo se hace cada vez más vulnerable quedando disminuida su capacidad de defensa ante la presencia de otras enfermedades.
Si el paciente inicia la terapia correctamente, entre 3 y 6 meses puede llegar a ser totalmente indetectable, o sea que no puede contagiar el virus. La cantidad de virus en sangre se mide en “copias de VIH por mililitro de sangre”. Actualmente los análisis pueden llegar a detectar a partir de las 20 copias por mililitro. Se considera que una persona es indetectable cuando presenta menos de 50 copias por mililitro.
Un resultado positivo solamente indica que el organismo ha producido anticuerpos en respuesta a la infección por el VIH. En ningún momento se puede afirmar que esa persona tiene SIDA, ya que el diagnóstico de esta enfermedad es exclusivamente clínico.
El congreso de SIDA tiene una característica que le diferencia de cualquier otra reunión científica: la participación de las personas afectadas. Los seropositivos, los enfermos de SIDA, asisten a las sesiones, participan como ponentes, plantean cuestiones, organizan foros específicos, etc. Para muchos profesionales sanitarios de otras especialidades la participación activa de los pacientes en sus congresos es algo impensable, pero en el caso del SIDA ha demostrado ser un elemento enriquecedor para todos.
UNICEF alertó que alrededor de 360.000 adolescentes morirán de SIDA o alguna enfermedad relacionada desde 2018 hasta 2030 si no se avanza en investigación, prevención y tratamiento, lo que significa 76 muertes al día. El número de nuevos contagios en población de 0 a 19 años, en base a las proyecciones y tendencias actuales, se estima en 270.000 en 2030. En torno a 700 adolescentes de entre 10 y 19 años se infectan cada día con el virus.
Una encuesta realizada en junio de 2018 recoge que un 37 por ciento de europeos no se siente cómodo trabajando con una persona infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana. Según la encuesta, únicamente a tres de cada diez europeos no le importaría salir con una persona seropositiva. La ESTIGMATIZACIÓN social del VIH, el DESCONOCIMIENTO de la enfermedad y la DISCRIMINACIÓN que sufren los pacientes no desciende, sigue siendo un enorme problema.
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