Tuve muchos novios, pero una mujer me hizo llegar al cielo
Mi nombre es Esmeralda, tengo 28 años, mi historia de cómo descubrí que me gustaban las mujeres es un poco peculiar, al igual que la de muchas chicas que no se imaginaban iban a estar con otra.
Cada persona vive un proceso diferente para descubrir su sexualidad, no significa que una sea más valiosa que otra, simplemente los seres humanos funcionamos de diferentes maneras, por algo somos diversos.
Yo desde que tuve 13 años conocí el cariño de los chicos, digo siempre tuve parejas masculinas porque era lo que miraba como normal, en las telenovelas, las películas y publicidad siempre me vendieron esa idea.
No miraba tanta representación homosexual o bisexual, por eso creí era lo correcto, no voy a negar que no disfrutaba estar con ellos, pero en mi interior siempre sentí que algo me hacía falta.
No terminaba de ser feliz con ellos por más cariño que sintiera, las relaciones me parecían algo monótonas, llegaba un punto donde solamente ellos terminaban, pero yo simplemente no lo podía hacer.
Cuando cumplí 24 años terminé una relación de 7 años, yo juraba que me iba a casar y formar una familia, pero en ocasiones el destino no es lo que planeamos, así que él se fue por su camino y yo por el mío.
Durante un año me dediqué a disfrutar estar soltera, brindar más tiempo a mis amigos, salir con ellos, hacer actividades para mí, sin embargo, no creí conocer a una persona que se volviera tan especial.
Su nombre es Alicia, ella tiene 28 años, cuando la conocí fue como un accidente, ambas estábamos en una cafetería, ella leía el mismo libro que yo, casualmente en la misma página, pero eso lo supe cuando se acercó para pedirme la hora, vaya excusa.
Comenzamos hablar, todo muy bien, pero no imaginé fuera lesbiana, así que la tomé como una persona amable y educada, estuvimos hablando por un largo tiempo, hasta que oscureció y me tuve que ir a mi casa, no sin antes pasarnos los números de teléfono.
Los días pasaban y nuestra amistad se fortalecía más, y me comencé a sentir muy cómoda con ella, luego de casi dos meses me confesó era lesbiana, pero por miedo a que me alejara no me lo había dicho antes.
Yo lo tomé muy normal, digo, eso no cambiaba nada, le dejé claro que yo no lo era, pero respetaba mucho eso, las cosas no tenían por qué cambiar, simplemente somos seres humanos que amamos.
Todo siguió muy normal, una noche fuimos al cumpleaños de un amigo, había mucho alcohol, confieso que yo no tomo mucho, pero ese día me excedí de copas, llegó un momento donde salí a tomar aíre.
Alicia salió para ver si estaba bien, le dije que sí, estuvo a mi lado solamente observando que estuviera bien, después de un rato y no sé cómo se dio, le tomé la cintura y la besé.
Ella se alejó, pero le pedí que no lo hiciera, quería saber si sentía algo, entonces nuestros labios comenzaron una danza tan única, nunca había sentido tanto con un beso.
La invité a mi casa esa noche, ella dudaba si era buena idea, pero creo algo dentro de mí lo necesitaba, así que se lo imploré, al final aceptó quedarse conmigo. Cuando estuvimos a solas, la comencé a besar, sentía un fuego arder en mi ser, no lo podría explicar, yo nunca había estado con una mujer, no sabía qué hacer.
Pero ella me hizo sentir el cielo, disfruté tanto esa noche, me sentí plena en la cama, sin embargo, a la mañana siguiente le pedí se fuera, no sabía qué hacer, necesitaba pensar muchas cosas.
Después de dos semanas le volví a marcar, necesitaba hablar con ella, nos miramos en la misma cafetería donde nos conocimos, ahí estaba sentada esperando. Estuvimos hablando, realmente agradezco haberla encontrado, es un ser que me ha llenado de alegría y luz, aunque no fue fácil asimilar todo, descubrí quería estar con una chica, hasta el momento seguimos juntas y me ha enseñado bastante de la vida.
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