Un hombre gay casado en una relación abierta compartió su historia con la revista Queerty.
“Mi esposo y yo tenemos un matrimonio abierto y somos bastante liberales. No nos ponemos celosos. Hay algunas molestias ocasionales, como cuando él tiene encuentros casuales en lugar de ceñirse a los planes, pero en general, priorizamos la comunicación y la confianza.
Dicho esto… la semana pasada, de vacaciones en Miami, conoció a un chico en una app y quiso llevarlo a nuestra habitación de hotel. Le preguntó si estaba abierto a estar los dos, pero dijo que no. Entonces mi esposo me pidió que saliera para que pudieran tener la habitación para ellos solos.
Me pilló desprevenido, pero acepté, hasta que me encontré vagando por South Beach bajo el calor durante dos horas, esperando el mensaje de «todo bien». Ahí fue cuando me invadió la frustración. ¿Cómo fue que me echaron de mi propia habitación de hotel en mis propias vacaciones?
Normalmente, nuestros encuentros casuales ocurren en otros lugares, pero esto fue diferente. ¿Estoy exagerando o se pasó de la raya? ¿Necesito establecer límites más firmes para evitar que esto vuelva a suceder?
¿Puede una relación abierta llegar demasiado lejos?
La respuesta de Jake, el terapeuta de la revista Queerty fue la siguiente:
Ah, Miami: ¡sol, arena y, al parecer, un largo y húmedo paseo sin ningún sitio adónde ir mientras tu pareja disfrutaba de la comodidad de la habitación de hotel! Probablemente no sea el tipo de relajación que tenías en mente al reservar este viaje…
Por lo que has compartido, tú y tu marido han construido una relación basada en la confianza, la comunicación y la comprensión mutua de que estar con otros no amenaza su vínculo, hasta ahora. Algo en esta situación te impactó de forma diferente. Así que, analicémoslo.
Los sentimientos, sobre todo los incómodos, son señales. Nos indican cuándo se está traspasando un límite que ni siquiera sabíamos que teníamos. En tu caso, parece que tu frustración se debe a que te sientes desplazado, como si tus necesidades quedaran relegadas a un segundo plano frente al placer de él. Tu experiencia destaca algo crucial sobre las relaciones abiertas: funcionan mejor cuando ambos miembros de la pareja definen y acuerdan sus términos.
Parece que tú y tu marido han operado con una sensación general de apertura, pero puede que no hayan definido explícitamente qué se siente bien y qué se siente mal. Esto no es raro. Muchas parejas abren su relación a grandes rasgos, pero no siempre discuten los detalles más sutiles.
Este momento en Miami fue una llamada de atención. Necesitan acuerdos más claros para asegurar que la estructura de su apertura beneficie la relación en lugar de interrumpirla.
Entonces, ¿por dónde empezar? Aquí hay algunos pasos que pueden seguir para aclarar los límites y evitar este tipo de situaciones en el futuro:
Definan sus no negociables. ¿Qué aspectos de su relación abierta se sienten bien y cuáles no? ¿Están ciertos espacios, como su habitación de hotel durante las vacaciones, prohibidos? ¿Importa el tiempo? ¿Hay situaciones, como que les pidan que se vayan, que no quieren que se repitan? Una vez que las hayan aclarado, compártanlas con su esposo.
Establezcan una verificación de imparcialidad. ¿Estarían bien si los roles se invirtieran? Si su esposo tuviera que vagar por la calle durante horas mientras ustedes usan la habitación, ¿se sentiría justo? Si no es así, es hora de reequilibrar las expectativas.
Crea un sistema basado en el respeto. La apertura no debería significar la conveniencia de uno a expensas del otro. Quizás los encuentros casuales solo ocurren fuera de espacios compartidos, o solo cuando ambos tienen un plan alternativo con el que se sienten cómodos.
Haz ajustes según sea necesario. Las relaciones evolucionan. Si nunca has establecido límites sobre dónde se dan los encuentros casuales, ahora es el momento de hacerlo. Lo que funcionaba antes puede no funcionar ahora, y no hay problema.
Para responder a tu última pregunta: ¿Puede una relación abierta ir demasiado lejos? Por supuesto, si empieza a hacer que uno de los miembros se sienta marginado o ignorado. La no monogamia ética solo prospera cuando ambos se sienten igualmente valorados. Necesitarás reconocer los momentos en los que la balanza se inclina demasiado hacia un lado y una comunicación clara y abierta para restablecerla.
Y, por cierto, establecer límites no tiene por qué significar ser un aguafiestas. Simplemente significa asegurarte de obtener lo que necesitas para sentirte cómodo también. Algo me dice que un tratamiento de spa de dos horas en un hotel (pagado por él, por supuesto) habría marcado la diferencia.
Fuente: Queerty
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