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Red, White & Royal Blue prueba que las escenas sexuales pueden ser revolucionarias

Finalmente, una película que muestra cómo es realmente el sexo entre dos hombres enamorados.

Siempre han existido discursos sobre las escenas de sexo en películas. Se suele discutir si son necesarias y además de lo incómodo que debe ser para los actores aún con un coordinador de intimidad presente.

Cuando se hacen bien, las escenas de sexo aportan mucho a la narrativa de una película. No estoy seguro de poder resumirlo mejor que lo que hizo el escritor Glenn Weldon en una discusión sobre la nueva comedia romántica gay de Prime Video, Red, White & Royal Blue. Weldon dijo en el podcast Pop Culture Happy Hour de NPR: “Las escenas de sexo delinean el carácter. Ves cómo alguien se acerca a la intimidad. Ves vulnerabilidad. Ves, entre dos o más personas, cómo las dinámicas de poder se negocian sobre la marcha. Es muy importante”.

Las escenas de sexo en Red, White & Royal Blue en particular han generado una gran cantidad de discusión. La escritora de GQ, Lucy Ford, las calificó de “bellamente tiernas” y elogió la inclusión en la película de una escena sexo gay bastante explícita en una comedia romántica como algo “silenciosamente radical”.

“Es raro que algún medio de comunicación retrate el sexo gay con tanta especificidad”, escribió Philip Ellis de Men’s Health. “No sólo el acto en sí, sino el preámbulo, la importante discusión y negociación sobre quién será el pasivo. Y es este realismo casual lo que hace que Red, White & Royal Blue se destaque de otras comedias románticas en streaming”.

Incluso los presentadores del podcast Outward de Slate, que criticaron la película por complacer a una audiencia femenina cis heterosexual, le dieron crédito por su descripción relativamente franca, aunque no gráfica, del sexo con penetración entre dos hombres.

Basada en la novela del autor Casey McQuiston de 2019 y dirigida por Matthew López (escritor de la obra ganadora del Tony The Inheritance), la película se centra en Alex (Taylor Zakhar-Perez), el hijo de la presidente de los Estados Unidos, y Henry (Nicholas Galitzine), un príncipe británico, que pasan de ser rivales acérrimos a amantes y tienen que lidiar con las ramificaciones geopolíticas de su relación. 

La película no rehuye mostrarnos el sexo que tienen ni cómo lo tienen. En una escena, Alex y Henry “hacen el amor” (el eufemismo muy recatado y muy británico de Henry para las relaciones sexuales) por primera vez. La acción loca de la película se ralentiza, la música aumenta, la cámara se detiene en las manos, los labios y los rostros de los personajes mientras se miran con amor. Es, como señaló Ford, tierno.

Fuente: LGBTQ Nation

Imagen de portada cortesía de Amazon Prime Video

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