Pareja gay se sorprendió al descubrir la identidad del ladrón después de que la bandera del orgullo fuera robada de su jardín.
Una mañana la pareja despertó y se asombró porque la bandera del Orgullo que colgaba de una de las ventanas de la casa había desaparecido. Charlie Olivo y su esposo se sorprendieron, pues claro, habían escuchado historias de robos similares, pero nunca pensaron que ellos serían víctima de este mismo suceso, dado que vecindario de University Heights, Ohio, es sumamente tranquilo.
La pareja publicó en redes sociales lo que había sucedido pensando que era un acto de homofobia, con la esperanza de quien haya sido el responsable hubiese quedado grabado en las cámaras de seguridad de las casas vecinas. Al llamado en redes, los vecinos se reunieron con la pareja para expresar que nada había quedado grabado en sus cámaras. Además, todos ellos les ofrecieron su apoyo incitando a la pareja que colgara nuevamente una bandera, mientras que de ese momento algunas cámaras se prestarían para vigilar la propiedad de la pareja gay.
Un vecino, Joe Hochhieser, se ofreció a reemplazar la bandera y donar diez más a otras casas de la zona. “Vivimos en una época en la que hay mucha negatividad. Pensé, ¿cómo podemos difundir un poco de alegría, cómo podemos difundir un poco de luz?” Dijo Hochhieser.
Y si bien el robo de la bandera unió maravillosamente a la comunidad, no arrojó pistas para resolver el misterio de quien había robado la bandera.
Afortunadamente, un detective ya estaba investigando el caso y alerta a cualquier otro paso que quisiera hacer el ladrón: la perra de la pareja, Daisy.
La pareja volvió a colgar la bandera en su ventana y cuando el ladrón regresó a la escena del crimen una noche, Daisy entró en acción. “Nuestra perra empezó a ladrar por la ventana, directamente al árbol”, dijo Olivo. “Así que abrí las persianas, miré por la ventana y vi dos franjas de la bandera desaparecida, la roja y la naranja”.
“Dije ‘Oh, Dios mío, creo que esa es nuestra bandera del orgullo’ y miré y vi un mapache grande y gordo caminando por la rama, de un lado a otro”.
Suponiendo que el mapache no tenía motivos homofóbicos, resultó que el robo de la bandera del orgullo era un poco más inofensivo de lo que se temía originalmente. La tela se estaba utilizando como un nido para toda la familia del mapache.
“Nos quedamos impactados y un poco como, ‘Oh, Dios mío, no podemos creer que esto haya pasado’”, dijo Olivo. “Fue muy reconfortante, bastante divertido, pero un buen final. Puede quedarse con la bandera”, agregó.
Ahora en el vecindario hay 11 banderas del Orgullo que ondearán con mucha fuerza durante todos los meses.
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